Navidad: Una celebración milenaria que une hogares.

“Tal vez el mejor adorno de navidad es una gran sonrisa”

La navidad es una de las celebraciones más importantes en todo el mundo. Es un hito importante para nosotros, el final de un año, tiempo de reflexión, de regalos, festejos, reuniones familiares y una emotiva fiesta religiosa, así como de un borrón y cuenta nueva para el siguiente año.
Dentro de estas fiestas de navidad encontramos algunas tradiciones que vienen a enriquecer el espíritu y la renovación cíclica del fin e inicio de un mejor nuevo año, como son: el Árbol de Navidad, el Nacimiento, las Posadas, las Piñatas y las Pastorelas, entre otras.

Quienes reconocemos a Jesús como el mesías, el ungido, celebramos la Nochebuena, que es una celebración que, año con año, resulta más difícil calibrar y entender dada la manera en que el acontecimiento central de esta fiesta se ha perdido en la neblina de la comercialización y el consumismo. 

Aunque la Navidad es actualmente época de regalos, de celebraciones y reuniones familiares, lo cierto es que su origen responde en realidad a otros factores históricos que involucran al poderoso Imperio Romano, a ritos paganos y poco tienen que ver con el hecho histórico que conmemoran.
Todos sabemos que el 25 de diciembre se conmemora el nacimiento de Jesús de Nazaret, pero la verdad es que se desconoce la fecha exacta de este hecho histórico. 

El origen de la Navidad, no es para nada cristiano, sino que es pagano. La primera vez que podemos oír hablar de las Navidades celebradas el 25 de diciembre (tal y como lo conocemos hoy) surgió casi dos siglos después del nacimiento de cristo por lo que, incluso después del nacimiento del niño Jesús, las Navidades se seguían celebrando en torno a la figura de Saturno que los romanos implantaron.

Los romanos celebraban la Saturnalia romana que no era más que un festival que representaba el solsticio de invierno y honraban al dios Saturno. Durante esta fiesta, los romanos se alborotaban y por ello, los pocos cristianos que existían en aquella época, se oponían a estas celebraciones tan descontroladas. De esta manera se dice que la Navidad surgió para sustituir la celebración de Saturno, rey del Sol.

Más tarde, cuando la religión cristiana se impuso en todo el Imperio Romano, el rey Justiniano declaró la Navidad como unas fiestas cívicas, aunque poco duró esta compostura, pues en la Edad Media las fiestas navideñas se convirtieron en días para beber y estar de juerga de la mañana a la noche.

La explicación más consistente de los historiadores es que el origen de la Navidad estuvo relacionado con una serie de decisiones tomadas por los altos mandos de la iglesia cristiana en los siglos III y IV. Entre ellas, se considera como la más determinante, la moción del Papa Julio I en 350 d.C., para establecer la navidad el 25 de diciembre. Esto fue decretado 4 años después por el Papa Liberio.

La iglesia cristiana eligió entonces el 25 de diciembre como día del nacimiento de Jesús como estrategia en su proceso de expansión, en el que sistemáticamente buscó absorber y fusionar sus celebraciones con los ritos paganos de los diversos pueblos convertidos.

El ritual de la navidad fue evolucionando con los siglos, lo que festejamos hoy día es muy distante de estas primeras navidades, y responde principalmente a costumbres originarias del siglo XIX y a la influencia de la sociedad de consumo.

ÁRBOL DE NAVIDAD.

En la antigüedad, los germanos estaban convencidos de que tanto la Tierra como los Astros pendían de un árbol gigantesco, el Divino Idrasil o Árbol del Universo, cuyas raíces estaban en el infierno y su copa, en el cielo. Ellos, para celebrar el solsticio de invierno –que se da en esta época en el Hemisferio Norte-, decoraban un roble con antorchas y bailaban a su alrededor. 

Alrededor del año 740, San Bonifacio –el evangelizador de Alemania e Inglaterra- derribó ese roble que representaba al Dios Odín y lo reemplazó por un pino, el símbolo del amor eterno de Dios. Este árbol fue adornado con manzanas (que para los cristianos representan las tentaciones) y velas (que simbolizaban la luz del mundo y la gracia divina). Al ser una especie perenne, el pino es el símbolo de la vida eterna. Además, su forma de triángulo representa a la Santísima Trinidad.

En la Edad Media, esta costumbre se expandió en todo el viejo mundo y, luego de la conquista, llegó a América.

El primer árbol de Navidad, decorado tal como lo conocemos en la actualidad, se vio en Alemania en 1605 y se utilizó para ambientar la festividad en una época de extremo frío. A partir de ese momento, comenzó su difusión: a España llegó en 1870, a Finlandia en 1800, y en el Castillo de Windsor –en Inglaterra- se vio por primera vez en 1841, de la mano del Príncipe Alberto, el esposo de la Reina Victoria.

¿Qué significa cada adorno del árbol de Navidad?
Todo fue cambiando con el paso de los años y aquellas manzanas y velas del comienzo, hoy se convirtieron en las tradicionales esferas y las guirnaldas con luces de colores. 

  • Las esferas. Representan los Dones que Dios les da a los hombres. Las de color azul simbolizan el arrepentimiento; las rojas, las peticiones; las doradas, alabanzas; y las plateadas, agradecimiento.
  • La estrella. Es habitual ponerla en la punta. Ésta representa la fe que guía nuestra vida.
  • Cintas y moños. Simbolizan la unión familiar y la presencia de nuestras personas queridas alrededor de todos estos dones.
  • Las luces. No importa el color o si se prenden y se apagan. Ellas tienen un sentido, y es el de iluminar nuestro camino en la fe.
  • Y lo más importante: más allá del tamaño del arbolito o de los adornos que tengas, es celebrar en familia, con amor, fe y esperanza.

PASTORELA.

Las pastorelas, una tradición religiosa y popular que cada temporada decembrina llena de color, música, humor e incluso aromas a los escenarios donde se narran las travesías del camino emprendido por María y José a Belén, se han posicionado con gran arraigo en México.

Escuelas, Iglesias, calles, centros penitenciarios, teatros y museos son algunos de los sitios donde el público puede ver las diversas propuestas de esta peculiar escenificación que surgió en el país como una herramienta de evangelización. Sin embargo, la pastorela, sobre todo desde el siglo XIX, ha adquirido una perspectiva crediticia-política y pícara: “La pastorela actual se convirtió en un divertimento popular muy familiar”, explica en entrevista con M2 Mauricio Somuano, director de las famosas pastorelas de Tepotzotlán.

Tepotzotlán es considerada la tierra de la pastorela porque Joaquín Fernández de Lizardi, quien vivió ahí, adaptó las pastorelas evangelizadoras al teatro. 

El argumento básico de una pastorela consiste en lo siguiente: Unos pastores intentan ir a Belén para adorar al Niño Dios recién nacido. Un grupo de diablos pone toda clase de obstáculos en su camino para impedirlo. Al final vence el bien, Lucifer es derrotado por San Miguel.

PIÑATAS.

La clásica piñata es una estrella refulgente de siete puntas y aunque sólo es una olla de barro cubierta con papeles de colores, en realidad representa los pecados capitales que amenazan a la humanidad; y así los niños con los ojos vendados, son la fe ciega que a palos destruye estas amenazas: Soberbia, Avaricia, Gula, Lujuria, Pereza, Envidia, Ira.​
Éstas deben de ser en forma de estrella y con siete picos pues cada uno representa los siete pecados capitales, y los dulces o frutas que de ella salen, simbolizan las bendiciones que reciben quienes le pegan a la piñata. 

POSADAS.


¿Qué lleva la piñata adentro?
Jícamas, cañas de azúcar, colación, paletas, globos, manzanitas, pirinolas, espantasuegras, cañas, monedas de chocolate, carritos, silbatos, cocadas, pelotas, chupones de caramelo, yoyos, naranjas, dulces, muñecos, chicles, galletas y muchos cacahuates, entre otras cosas más.

Las Posadas son fiestas populares de origen mexicano, que además se han expandido más allá de México: en Honduras, Guatemala, El Salvador, Costa Rica, Nicaragua y Panamá.

Fue en el año de 1587 cuando Fray Diego de Soria celebró por primera vez estas misas de aguinaldo en el convento agustino de Acolman, en el Estado de México, con la idea de sustituir las ceremonias invernales en honor al dios a Huitzilopochtli creando un imponente preámbulo a los festejos de la Navidad ya que estas fiestas se llevan a cabo del 16 al 24 de diciembre, que son precisamente las nueve noches que José y María peregrinaron de Belén a Nazaret buscando posada.

Desde las capillas abiertas, construidas en la época de la conquista, esta ceremonia pasó a las iglesias y de allí a las casas, donde se llegó celebrar con genuino fervor religioso pero también con derroche y ostentación. Actualmente esta tradición presenta variantes de manera que las posadas son distintas en cada estado, en cada región o inclusive en cada hogar.

En el desarrollo de la posada lo primero es un acto de contrición seguido de un ofrecimiento, de allí se pasa a la letanía y se procede a la jaculatoria de cada jornada, con el canto de los villancicos. Los presentes se dividen en dos grupos y una vez que se da entrada a los peregrinos y comienza un convivio que culmina con la piñata.

Los elementos indispensables para una tradicional Posada Mexicana son los siguientes: El nacimiento, farolillos y adornos de papel, cohetes, luces de bengala, velas, piñatas, música y por supuesto, comida y bebida.

COLOCACIÓN DEL NACIMIENTO.

Originalmente el nacimiento se debe poner el día de la celebración de la Inmaculada Concepción, el 8 de diciembre, y conservarse hasta el 2 de febrero, fecha de la presentación de Jesús en el Templo, la fiesta católica de la Candelaria.

San Francisco de Asís, en 1223, decidió celebrar una Nochebuena diferente, y revivir este hecho histórico para que la gente comprendiera un poco mejor el significado de ese momento. Fue el primero en poner un nacimiento viviente en su pueblo de Asís, debido a que muchos no podían viajar hasta Belén.

Después de representar el Nacimiento con seres vivos, se pasó a las figuras. Datos históricos señalan que el primero de este tipo fue construido en Nápoles, Italia, a fines del siglo XV. Las representaciones estaban elaboradas con barro.

Carlos III, en el siglo XVIII, ordenó que los Belenes o Nacimientos se extendieran y popularizaran en todo el reino español.

En la actualidad, los nacimientos están hechos de materiales como madera, barro, cerámica, plástico y porcelana. La instalación del tradicional Nacimiento requiere, con base en la religión, ciertas características para presentar adecuadamente el Nacimiento del Niño Jesús. Cada elemento posee una cualidad, para que en conjunto se logre la armonía: 

  • El Ángel. Anuncia la gran noticia de que El Salvador ha nacido. Debe ser colocado arriba del pesebre.
  • Choza. Representa sencillez y humildad.
  • La Estrella. Es la renovación. Representa la luz inagotable y refrescante, que disipa las tinieblas para dar esperanza. Va en lo alto del Nacimiento, al centro. 
  • Los Reyes Magos. Son la figura de todos los pueblos que llegan a adorar al Mesías. A través de sus regalos (oro, incienso y mirra) muestran a Jesús su naturaleza real y divinamente, así como su sufrimiento y muerte. Melchor, Gaspar y Baltazar aparecen arrodillados mostrando respeto al hijo de Dios.
  • Virgen María. Indica fidelidad y amor a Dios, a la mujer comprensiva bondadosa. Debe colocarse en el pesebre, generalmente a la izquierda del nacimiento.
  • San José. Inspira la obediencia y fortaleza. Debe colocarse a la derecha del pesebre y mirando al recién nacido. A diferencia de la Virgen María, está de pie y con sus manos sujeta un bastón, también tiene una aureola sobre su cabeza. 
  • El Niño Jesús. Representa al Rey de Reyes. Es una guía espiritual. Se coloca al centro del pesebre, para esto se hace hasta la medianoche del 24 de diciembre.
  • Los Pastores. Representan la humildad, el servicio y la alegría de cuidar con amor a su rebaño. 
  • Buey. Otro animal considerado como humilde, por lo que fue el elegido para acompañar en el pesebre a María.
  • Burro. Animal más humilde de la creación, motivo por el cual fue elegido para acompañar a María y estar en el pesebre.
  • Ovejas. Significan obediencia y confianza.

El Espíritu de la Navidad es concebido como una energía que viene desde del centro de nuestro sistema estelar y que llega año tras año para repartir, más que cosas materiales, aquello de lo cual los seres humanos no pueden prescindir: paz, amor, armonía y alegría.

Estos son buenos motivos para celebrar y ser partícipes de la Navidad, que es uno de los días más esperados por todas las familias, en especial por los niños. En los hogares se aprovecha para promover la unión y compartir, reunirse y celebrar en armonía. 

Muchas felicidades amigos en esta Navidad y Año Nuevo 2019, donde mi principal regalo para ustedes es compartir algunos artículos que les envío periódicamente con la mejor intención de expandir algunas experiencias y conocimientos que pueden ser interesantes y útiles, así como también regalarles mi corazón, mi amor y mi cariño.