Designación de los secretarios de la Defensa y de Marina
“Las Fuerzas Armadas están subordinadas a la Constitución, a la Ley que de ella se origina y a la autoridad que el Pueblo delega en sus representantes”.
Juan Domingo Perón (1895-1974), Político, militar y estadista argentino, presidente de la República Argentina en tres ocasiones y una de las personalidades más trascendentes en la historia política argentina.
Las Fuerzas Armadas de México son el conjunto de instituciones militares constituidas legalmente para garantizar la soberanía, integridad territorial, independencia y seguridad interior del país; además de colaborar con las autoridades para auxiliar a la población en situaciones de emergencia social, así como promover acciones cívicas o de beneficio comunitario.
El Presidente de México es el Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas, lo que lo convierte en el único facultado para disponer de ellas; sin embargo la legislación normativa y la autorización de sus acciones están supeditadas al Senado de la República.
Están integradas por tres instituciones militares permanentes, agrupadas en dos Secretarías de Estado que son: Secretaría de la Defensa Nacional (a cargo del Ejército Mexicano y la Fuerza Aérea Mexicana) y Secretaría de Marina (a cargo de la Armada de México).
“López Obrador es el presidente electo que ha estado más alejado de las fuerzas armadas. Y creo yo que con gran desconocimiento de lo que son», dice el analista militar Juan Ibarrola a BBC Mundo.
López Obrador y su equipo han dicho que en lo inmediato no planean retirar de las calles a los militares que realizan tareas de seguridad pública, pues creen que esto dispararía la violencia en determinadas localidades. Sin embargo, una de sus principales promesas de campaña es “pacificar” al país, así como hacer que soldados y marinos vuelvan a los cuarteles.
A partir del 1 de diciembre próximo, cuando tome el gobierno, AMLO -como se le conoce al presidente electo de México- promete revertir el combate armado contra los carteles de la droga y las bandas armadas a través de un plan de «pacificación del país».
“En lugar de hacer estrategias de guerra se va a buscar que las fuerzas armadas hagan estrategias de paz en las comunidades y regiones. Y que haya escrutinio público», señaló Jesús Ramírez, el portavoz del futuro gobernante en entrevista con BBC Mundo. Se va a buscar que haya una transición a que se conviertan en fuerzas de paz que hagan operativos distintos a los que está acostumbrado el ejército, que está entrenado para la guerra», dice Ramírez.
Bajo este enfoque, el nuevo gobierno adelantó que seccionará al país en 265 regiones, con hasta 600 elementos de seguridad militar y policiaca en las áreas con mayor incidencia delictiva. Gradualmente, las fuerzas armadas pasarán de realizar operativos armados de persecución de delincuentes, como hasta ahora, a realizar «operaciones de pacificación», delineó Ramírez.
Para el analista Juan Ibarrola, el gobierno de AMLO «no puede prescindir de las fuerzas armadas» para su proyecto de seguridad. Pero advierte que cambiar la «naturaleza» de fuerza de combate de la milicia no resultará como él lo espera.
«El principal reto que tiene, tanto el próximo secretario de la Defensa como el de Marina es demostrarle al presidente López Obrador y a su equipo cercano que la naturaleza de las fuerzas armadas no puede cambiar. Vulnera la seguridad nacional del país», señala.
El presidente electo aplicó una doble medida para designar a los nuevos secretarios de la Defensa y Marina; en la Marina se optó por seguir la tradición al nombrar al Almirante José Rafael Ojeda Durán, quien es el más antiguo,; está por cumplir 65 años, con gran experiencia y ha formado parte del círculo cercano del actual Secretario de Marina. Hablando de tradiciones en la Marina es muy importante la figura de comodoro, que no es de modo alguno algún grado, sino una jerarquía moral que se establece respecto al almirante de mayor antigüedad y el presidente electo retomó esa tradición que se había roto con el nombramiento del actual secretario de Marina.
Con la nominación del general Luis Crescencio Sandoval González al frente del Ejército, un general de 58 años, el presidente electo no retomó la tradición del general de división de mayor antigüedad y rompió la línea del mando saliente del general Salvador Cienfuegos, dejando más de 20 generales de división con grandes méritos probados y con mayor antigüedad, sorprendiendo con sus decisiones no solo a la opinión pública, sino a los militares con una gran trayectoria militar. Una decisión similar ocurrió cuando Vicente Fox designó al general Clemente Vega García.
¿Por qué el general Sandoval?
La elección del general Luis Sandoval será clave para el cómo hacer que el ejército participe activamente en la nueva estrategia de seguridad para el país.
A sus 58 años, Luis Sandoval es uno de los militares más jóvenes en alcanzar el rango de general de división, apenas el año pasado, el cargo más alto en la cadena de mando en México. Ha pasado por todos los rangos, desde cadete hasta general, además de que ha ocupado puestos de mando en las diversas regiones militares.
También se destaca su formación educativa extranjera, en el Colegio Interamericano de Defensa y en el Colegio de Inteligencia Militar Conjunto, ambos de Washington D.C.
Jesús Ramírez, portavoz del futuro presidente, señaló que tanto el general Sandoval como el almirante Ojeda fueron elegidos «por su conocimiento de la operatividad de las tropas, así como su experiencia administrativa».
«En su trayectoria no hay manchas, ni de violación a los derechos humanos, ni de sospecha de algún tipo de conducta que pueda clasificarse como ilícita», apunta el portavoz.
Pero para el analista Juan Ibarrola, lo que despunta más es la posible capacidad de Sandoval para adaptarse a los cambios que plantea López Obrador, así como para guiar a sus fuerzas hacia los nuevos objetivos. «Eligió a uno de los generales de división más jóvenes que tiene el Ejército Mexicano. Esta circunstancia lo hace una mente nueva, una mente preparada para poder enfrentar los cambios», indica Ibarrola.
El 22 de octubre pasado se publicó un Twitter del presidente electo para comunicar: “He decidido nombrar, en uso de mis futuras facultades, al almirante José Rafael Ojeda Durán como próximo secretario de Marina. Es el oficial de mayor antigüedad y prestigio de la Armada de México”.
Asimismo también se emitió este Twitter: “De conformidad con la Constitución y las leyes, he decidido invitar al Gral. Luis C. Sandoval para ser secretario de la Defensa Nacional. Reconozco en él su lealtad a la patria. Agradezco la colaboración del actual Gral. Secretario Salvador Cienfuegos”.
El periodista Juan Veledíaz reveló que el nombre del general Luis Crescencio Sandoval González no figuraba en la terna entregada por el actual titular de Sedena a Andrés Manuel López Obrador.
El nombramiento del general Luis Crescencio Sandoval González como próximo secretario de la Defensa Nacional, rompe una “tradición” que se había mantenido durante varios sexenios, aseguró el periodista Juan Veledíaz. “Su nombramiento de cierta forma viene a romper una tradición que venía de varios sexenios (respecto a) que el general que resulta electo al frente de la Defensa Nacional es un general de la plana mayor, es decir, un general que está dentro de la estructura de la defensa desde sus oficinas centrales”, señaló.
En entrevista para #AristeguiEnVivo, el periodista especializado en temas de defensa y seguridad destacó que aunque el general Luis Sandoval ascendió al grado de General de División apenas el pasado 20 de noviembre y su nombre no figuraba en la terna entregada por el titular de Sedena a Andrés Manuel López Obrador, se optó por él debido a la compatibilidad entre su hoja de servicios militares y la agenda del próximo gabinete de seguridad.
Hablando de las fuerzas armadas es obvio que la antigüedad y el prestigio son fundamentales en el nombramiento de los líderes de las mismas.
Es inconcebible que se rompan los fundamentos de experiencia, antigüedad y prestigio para el nombramiento del secretario de la Defensa y no en el del secretario de Marina. Sobre todo, porque de acuerdo con los tweets de comunicación de designaciones, no hay generales de prestigio en el ejército ni importa la antigüedad en esta institución. En contraste, parece ser que en la Marina sí hay almirantes de prestigio y con experiencia que importa.
En entrevista para #AristeguiEnVivo, César Gutiérrez Priego, especialista en Derecho Militar e hijo del General Jesús Gutiérrez Rebollo, explicó que desde el sexenio de Ernesto Zedillo, el nombramiento del secretario de Defensa había seguido una línea de sucesión en la que cada final de gobierno, el secretario en turno entrega al presidente electo una terna de la cual debe escoger al sucesor para la Sedena, cada uno de estos nombres correspondían a personajes cercanos al secretario en turno.
César Gutiérrez, explicó que “el verdadero gallo” de Andrés Manuel como titular de la Sedena, siempre fue el General Audomaro Martínez Zapata, sin embargo, el grupo de poder que viene desde el período del General Enrique Cervantes Aguirre, no lo permitió debido a que el General alcanzó el grado de División hasta que se había retirado.No obstante, Obrador, asesorado por Audomaro, “tomó la decisión de cumplir con las reglas de la sucesión de la secretaría de la Defensa” garantizando que su elección no tuviera nada que ver con este grupo de poder y con eso lograr un punto de quiebre con el nombramiento del General Sandoval, uno de los generales más jóvenes que no tenía la aspiración en este momento de ser Secretario de la Defensa, porque apenas había ascendido a General de División y sabía que no le tocaba de acuerdo al escalafón.
César Gutiérrez Priego explicó que esos factores pudieron ser clave para que AMLO buscara “meter orden” con su decisión, pues “recordemos que dentro de sus proyectos de ley que se han contemplado es que el Instituto de Seguridad Social para las Fuerzas Armadas ya no sea manejado por un militar.
El presidente electo adelantó este pasado 17 de octubre que México quedará segmentado en 265 cuadrantes con control del Ejército, la Marina y la Policía Federal. El objetivo: ejercer mayor control gubernamental sobre la compleja seguridad de un país federal, donde gran parte de la responsabilidad en esta materia depende del gobierno de cada estado. Una herramienta destinada también a combatir la ineficiencia y corrupción de las autoridades locales.
Las 265 regiones estarán marcadas según la incidencia delictiva de cada zona. De esta forma, habrá de tres tipos: de baja criminalidad, media y alta. Para cada una de ellas se destinará una cantidad de recursos proporcional a sus necesidades, según ha explicado el presidente electo en una rueda de prensa. En las coordinaciones con poca incidencia delictiva, como por ejemplo en Yucatán, habrá alrededor de 300 agentes (entre militares y policías). Para las zonas más conflictivas, este número ascenderá a 450 (en las de media criminalidad) y hasta 600 uniformados en las más peligrosas.
La estrategia que ha adelantado el presidente electo recuerda a la que emprendió cuando era jefe de Gobierno de la capital mexicana entre el año 2000 y 2005. En aquellos años, dividió también la Ciudad de México en cuadrantes para controlar la seguridad.
A partir del 1 de diciembre, la seguridad nacional se convierte en uno de los grandes retos de la próxima legislatura. Ese día López Obrador comenzará a gobernar un país que nunca había vivido unos índices de violencia tan altos como hasta ahora.
López Obrador dijo que en el encargo de las fuerzas armadas lo más importante no es la lealtad a los hombres, sino la lealtad a los principios, a los ideales y a la patria.
“Necesito que empiecen ya a trabajar porque desde el día 1 de diciembre que me pongan la banda, vamos a estar atendiendo el grave problema de la inseguridad y de la violencia, para que haya paz en el país”.
Andrés Manuel López Obrador, presidente electo de México 2018-2024
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