“El secreto de la felicidad no es hacer siempre lo que se quiere sino querer siempre lo que se hace”. León Tolstoi.
¿QUÉ ENTENDEMOS POR FELICIDAD?
La felicidad es un tema interminable. La felicidad es como un rompecabezas en el que siempre falta alguna pieza. Nos metemos en un mar sin orillas. Son tantos los matices, recovecos, ángulos y vertientes, que es difícil atraparlo en sus ricas y diversas dimensiones.
La felicidad es la vocación universal del ser humano, una tendencia metida en sus entrañas, un deseo profundo que arrastra y empuja en esa dirección. Pero la felicidad es ante todo un estado de ánimo, un paisaje interior a través del cual me encuentro contento conmigo mismo, una mezcla de alegría y paz interior.
Con un valor de un 40% las causas de nuestra felicidad dependen de nosotros mismos, de lo que hacemos en nuestra vida cotidiana y de nuestra manera de pensar. El mayor descubrimiento es que las circunstancias (riqueza, pareja, salud, etc ) determinan el 10%.
Sin embargo, aunque un 50% de nosotros, el llamado “valor de referencia”, que es genético nos predisponga y limite nuestra felicidad, el otro 40% sigue siendo nuestro. Por ello, tenemos que ser conscientes de esto ya que ser más o menos felices depende de nosotros mismos en un 40% sobre 100.
Desde la edad antigua, en Grecia, filósofos como Platón y Aristóteles, ya discernían acerca de la felicidad; para estos pensadores existía una conexión entre la verdad y la felicidad,
Para Platón el concepto de felicidad es semejante al de Tales de Mileto: son felices los que poseen bondad y belleza.
Aristóteles dijo que las personas felices deben poseer tres especies de bienes: externos, del cuerpo y del alma.
Resumiendo, podemos decir que a partir de Aristóteles hasta la Edad Media el concepto de felicidad se podría manifestar en dos corrientes, la que consideraba la satisfacción de los placeres como la felicidad y la que postulaba que para lograr la felicidad debería incluirse la virtud y la sabiduría.
La felicidad es el objetivo prioritario en la vida, por lo mismo diversos autores proponen que una persona que se sienta feliz en su trabajo es más creativa, más innovadora, trabaja mejor en equipo, está mucho más comprometida y en consecuencia será más productiva.
Las empresas no son entes, están formadas por personas que necesitan sentir la importancia de pertenecer a una empresa y renovar día con día el orgullo de esa pertenencia siendo el factor clave la felicidad en su trabajo.
Esa tendencia que presenta la felicidad al ser incorporada como un elemento fundamental en la gestión de las organizaciones, hacen que ésta pueda mejorar los niveles de productividad y rendimiento, entre otros factores clave de la organización, mejora el rendimiento, productividad, adaptabilidad, creatividad, calidad, innovación, e incluso hace posible una mejor comunicación entre los miembros de una empresa.
Existe una proposición que indica que entre más feliz es un empleado, mayor será su productividad, la cual ha sido comprobada y medida científicamente, es por ello que muchas organizaciones en la actualidad tanto públicas como privadas están apuntado a crear áreas especializadas en el manejo de la felicidad, las cuales ya está siendo incorporadas en grandes empresas, con la creación del cargo de Director de Felicidad.
En efecto, aprender a ser feliz es posible y por eso más de 200 universidades en el mundo se han dado a la tarea de incluirla como una cátedra. En Harvard, donde existe desde 2006, es la más apetecida por los estudiantes, al punto de que desbancó a Introducción a la Economía, que por años había sido la clase más popular. Este curso atrae a 1400 alumnos por semestre y 20% de los graduados de Harvard toman este curso electivo.
Enseñarla es importante, porque la expectativa de vida en el mundo está aumentando y la gente desea vivir esos años extra con bienestar, de acuerdo con la Gallup Organization de Princeton, en New Jersey. Se sabe, que la gente feliz vive 15 años más y con más salud que los pesimistas.
Además, ser feliz es una manera de prevenir enfermedades mentales como la depresión y la ansiedad, que amenazan con ser los principales motivos de discapacidad en países desarrollados a partir de 2020.
La vida es similar a una empresa. Una empresa tiene ganancias, costos y tendrá utilidad en la medida en que sus ganancias sean mayores que sus costos. En la vida diaria, nuestros costos son nuestras emociones y pensamientos negativos, y nuestras ganancias, nuestros pensamientos y emociones positivas.
Si tenemos en balance más pensamientos y emociones positivas en nuestra vida, la empresa de nuestra vida está logrando utilidades. Una persona con una depresión prolongada, sería como una empresa quebrada.
El concepto de felicidad en un concepto individual, cada uno decide como lo quiere buscar, pero es inherente al ser humano, no es solo el dinero, no es solo lo material, tenemos la paradoja de gente sin recursos pero feliz y gente rica pero infeliz, la felicidad entonces es interior propia del ser, de ahí el reto para las organizaciones actuales, las cuales deben ser capaces de influir de manera positiva en sus empleados manteniendo unos parámetros óptimos de bienestar laboral que impliquen la incorporación de la felicidad, ya que es bien sabido, que la mayoría de los seres humanos pasan el 70% de sus vidas inmersos en su entorno laboral, ¿porque no hacer entonces agradable esa estadía? Ese el desafío del nuevo paradigma de la Gestión de Personal y de la Alta Gerencia en nuestros días.
Albert Einstein escribió en un pequeño trozo de papel, la breve “Teoría de la Felicidad”, cuando le dio una nota a un mensajero en lugar de una propina mientras hacía una gira por Japón en 1922. Einstein había sido informado que recibiría el Premio Nobel de Física y su fama en los círculos de ciencia era cada vez mayor.
No se sabe si el mensajero se negó a aceptar la propina, según las prácticas locales o si Einstein no tenía monedas para entregárselas como premio a su labor.
Einstein no deseaba que el mensajero se fuera sin propina por lo que escribió dos notas a mano en alemán:
“Tal vez si tienes suerte, estas notas serán más valiosas que una simple propina”, le dijo el científico al mensajero.
Una de las notas, en papel membretado del Hotel Imperial de Tokio, dice: “una vida tranquila y modesta trae más alegría que una búsqueda de éxito ligada a un constante descontento”.
La otra nota, dice “Donde no hay voluntad, hay un camino”.
“Muchas personas se pierden las pequeñas alegrías mientras aguardan la gran felicidad”. Pearl S. Buck.
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