El futuro del transporte, de las apps y del espacio aéreo: UberAir

“Cambia antes de que tengas que hacerlo”
Jack Welch, Ejecutivo del siglo XX, CEO de General Electric.

Uber trabaja para convencer al sector aeroespacial de que su plan para lanzar un servicio de taxis voladores en 2023 es algo más que un pensamiento abstracto.

Los planes de Uber son claros: Primero coche compartido (algo que ya prueba con Uber Pool), después el coche sin conductor, con los que ya experimentan y según sus cálculos pueden reducir un 90% la cantidad de autos en las urbes. Por último, el coche volador. Al abrir la aplicación aparecerá la opción de Uber Air.

En el mundo de Uber, una persona sale del trabajo y no se monta en el coche. Saca el teléfono móvil, abre la aplicación y selecciona la opción Uber Air. Camina hasta un edificio de oficinas cercano, sube a la azotea al Sky Port y allí aborda un vehículo futurista, una especie de dron grande con capacidad para cuatro pasajeros. Despegan y sobrevuelan la ciudad. Apretar un botón y volar.

Ese modelo de viaje compartido, integrado con otro transporte terrestre para transportar pasajeros a su skyport más cercano, presenta una gran oportunidad para Uber.

Uber acaba de llegar a un acuerdo SAA (Space Act Agreement) con la NASA para la Gestión del Espacio Aéreo no Tripulado (UTM) y el desarrollo de Sistemas Aéreos no tripulados (UAS). Esta colaboración va a permitir que Uber Air, una compañía dedicada al servicio de transporte aéreo de personas, pueda empezar a realizar sus primeros vuelos en Estados Unidos en el año 2020. En concreto, Los Ángeles es la primera ciudad que tendrá las primeras pruebas de servicio de este modo de transporte que permitirán vuelos urbanos de hasta cuatro plazas. La decisión no es aleatoria ya que es una de las ciudades con más tráfico del mundo.

La consultora INRIX ha presentado su estudio anual sobre la congestión del tráfico en las ciudades de todo el mundo, donde se analiza cómo afectan los atascos, cuánto tiempo se pierde al año en vías rápidas y carreteras y cuál es la posición de las ciudades en la clasificación mundial de las urbes con más atascos del mundo. El análisis de INRIX ha tenido en cuenta a 1,064 ciudades de 38 países en los 5 continentes.

Las más congestionadas fueron:
1.Los Ángeles
2.Moscú
3.Nueva York
4.San Francisco
5.Bogotá
6.São Paulo
7.Londres
8.Magnitogorsk
9.Atlanta
10.París

Para hacer realidad esta visión deben confluir la industria aeronáutica tradicional, los pilotos, la industria de los drones, la de las baterías eléctricas, la arquitectura para encontrar lugares de despegue y aterrizaje y los reguladores del espacio aéreo.

Los vehículos utilizados despegarán y aterrizarán en vertical (VTOLs) y, según Uber, «se diferencian de los helicópteros en que son notablemente más silenciosos, seguros y respetuosos con el medio ambiente». El objetivo de Uber es reducir la congestión y el tiempo que los pasajeros están en circulación además de contribuir «a largo plazo» a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.

La intención de la empresa de transporte privado es que la fase comercial se lleve a cabo a partir del 2023, como preámbulo para que durante los Juegos Olímpicos de Los Angeles 2028 este servicio de traslado ya esté habilitado y perfeccionado.

Matthew Wing, portavoz de Uber, dijo que en principio los vehículos contarán con un piloto y eventualmente serán automatizados.

Antes llegarán las pruebas con algunos retos como: los puntos de recarga de baterías de estos vehículos que serán eléctricos, así como despegue y aterrizaje. Estos intercambiadores ya tienen nombre, serán los Vertiports. No es casual su elección porque los vehículos tendrán despegue y aterrizaje vertical, lo que minimiza el espacio necesario para ponerlos a funcionar. ChargePoint estará a cargo del diseño de la parte energética. Otro problema será el diseño.

Son cinco las empresas que se han asociado a Uber para hacer prototipos: Pipistrel Aircraft, Mooney y Bell Helicopter, además de la brasileña Embraer y Aurora Flight Sciences. Estas últimas son las que tienen propuestas más avanzadas.

Todo esto son, por ahora, ideas, dibujos y maquetas. Pero dibujos y maquetas aportados por empresas punteras de la industria aeronáutica. La brasileña Embraer presentó el martes su primer prototipo de lo que ellos piensan que sería un taxi eléctrico. El Embraer X es una especie de helicóptero eléctrico con ocho hélices horizontales y una vertical. Pipistrel presentó un nuevo modelo conceptual para Uber Air, el Alpha Electro, con aspecto de nave espacial.

Uber presentó un nuevo socio, Karem Aviation, que aporta otro modelo más, el Butterfly, una especie de avioneta con cuatro hélices. Aparte, las compañías Bell y Aurora Flight también han aportado modelos.

Uber presentó su propio diseño, el “modelo común de referencia”, es decir, lo que Uber entiende que debería ser un taxi volador, es una especie de dron gigante con cuatro hélices que se mueve entre 240 y 320 kilómetros por hora a una altura de unos 300 metros. El término para estos vehículos es eVTOL (vehículos eléctricos de despegue y aterrizaje vertical).

Uber ve un futuro que con la producción de una gran flota de aeronaves, a una escala que ni en la Segunda Guerra Mundial se fabricaban vehículos, ayudaría a reducir los costos de los viajes por aire al quedar al mismo precio del servicio de automóviles compartidos en tierra. Los primeros vehículos serán caros de construir y poner en marcha. Eventualmente, se producirá lo que llama un “ciclo virtuoso” de oferta como con el servicio UberX. Los cálculos presentados indican que entre mantenimiento, energía, piloto, vehículo e infraestructura, el costo del servicio puede ser de 5.73 dólares por pasajero y milla en el momento del lanzamiento. A medio plazo, Uber cree que bajaría a 1.84 dólares, y a largo plazo, 0.44. Conseguir un precio a la medida de cualquier bolsillo es fundamental para la sostenibilidad del negocio. Al final, Uber pretende prescindir del piloto y controlar todo el sistema de forma automatizada, sin controladores aéreos.

La principal preocupación de la Administración Federal de Aviación (FAA), es la seguridad. “El hecho de empezar con pilotos hace que la regulación sea más fácil (que si fueran vehículos no tripulados)”, para certificar la seguridad de estos vehículos antes de que puedan empezar a operar. “En aviación, la gente está dispuesta a tolerar mucho menos en cuestión de seguridad que en superficie”. Según el jefe de la FAA, el Gobierno de Estados Unidos preferiría que Uber no haga sus pruebas en lugares con alta densidad de población. “Un muerto es suficiente para que todo el mundo diga, espera un momento”.

El contexto de esta reflexión es importante. El pasado marzo, una mujer falleció en Tempe, Arizona, arrollada por un coche sin conductor de Uber de los que están operando en pruebas. El accidente, el primero y único conocido, se produjo incluso con un supervisor al volante que debía monitorizar lo que hacía el coche. La sociedad no estaría dispuesta a admitir algo así en vehículos aéreos. En el taxi volador, el margen de error es cero.

El reto para los gobiernos es generar una modernización tecnológica de sus servicios de transporte, que garanticen la seguridad de sus ciudadanos así como una mejor calidad de vida y que, adicionalmente, sean sostenibles y amables con el medio ambiente.

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