¿Cómo entender el conflicto de Israel y la decisión de Trump?

“Jerusalén no puede ser la capital de Israel solo por el anuncio de un país (…) No puedes salir y decir, ‘soy una gran potencia y puedo hacer lo que quiera’”. Mevlut Cavusoglu, Ministro de Exteriores Turco.

Jerusalén es una de las ciudades más antiguas del mundo y ha existido como centro poblacional y religioso por más de 4 mil 400 años. Este pequeño espacio que se disputan históricamente árabes y judíos, ha sido destruido dos veces, atacado en 52 ocasiones y tomado y retomado más de 40 veces y se encuentra ubicado en un conflictivo lugar, ya que es reclamado como propio por cuando menos cuatro grupos religiosos distintos. Hoy es un centro religioso para cuando menos tres religiones: judaísmo, cristianismo e islamismo.

Los nacionalismos judío y árabe nacieron casi al mismo tiempo. El judío a fines del siglo XIX y el árabe a principios del XX. El alma judía añoraba año tras año, siglo tras siglo, milenio tras milenio, la reconstrucción de Eretz Israel (tierra de Israel).

Cuando terminó la Primera Guerra Mundial, Palestina fue desprendida de Siria y quedó en manos del conquistador británico por mandato de la Liga de Naciones. Quienes nacían en esa tierra eran palestinos, fuesen judíos o árabes. Antes de la independencia, que volvió a recuperar la palabra Israel, los judíos se llamaban así mismos palestinos.

Después de la Segunda Guerra Mundial, el 29 de noviembre de 1947, la Asamblea General de la ONU aprobó un plan para la división de Palestina, que recomendaba la creación de un Estado árabe independiente y uno judío, así como un régimen especial para la ciudad de Jerusalén. De la recomendación surgió la Resolución 181, comúnmente llamada Plan de Partición, no vinculante, y que sometía la concreción del proyecto al acuerdo de árabes y judíos. El plan fue aceptado por los israelíes pero no por los árabes, que lo veían como una pérdida de su territorio. Por eso nunca se implementó.

Sin embargo, desde 1948, año de la creación del estado de Israel, muchas cosas han cambiado, en especial la configuración de los territorios en disputa tras las guerras entre árabes e israelíes.

Pero los combates sí tendrían la última palabra en 1967 en la Guerra de los Seis Días. Fue una victoria aplastante de Israel frente a una coalición árabe, bajo la batuta del legendario Moshe Dayan, Israel capturó la Franja de Gaza y la península del Sinaí a Egipto, Cisjordania (incluida Jerusalén Oriental) a Jordania y los Altos del Golán a Siria.

Ahí, Israel conquistó importantes zonas territoriales, y regresó algunas tras varios acuerdos de paz posteriores, uno de ellos muy famoso: un tuerce brazos celebrado en Camp David en septiembre de 1978, firmados por el presidente egipcio Anwar el-Sadat y el primer ministro israelí Menachem Begin tras doce días de negociaciones secretas con la mediación del presidente de Estados Unidos, Jimmy Carter, y mediante los cuales Egipto e Israel firmaron la paz en los conflictos territoriales entre ambos países.

Pero quizás el tema más complicado por su simbolismo es Jerusalén, la capital tanto para palestinos como para israelíes. Tanto la Autoridad Nacional Palestina, que gobierna Cisjordania, como el grupo Hamas, en Gaza, reclaman la parte oriental como su capital pese a que Israel la ocupó en 1967.

Las diferencias que parecen irreconciliables son las siguientes:

  • Israel reclama soberanía sobre la ciudad de Jerusalén (sagrada para judíos, musulmanes y cristianos) y asegura que es su capital tras tomar Jerusalén Oriental en 1967.
  • Los palestinos quieren que Jerusalén Oriental sea su capital. La comunidad mundial no reconoce la autoasignación y por ello ninguna (hasta Trump) embajada tiene como asiento Jerusalén, sino Tel Aviv.

¿Por qué EE.UU. es el principal aliado de Israel?

Primero hay que considerar la existencia de un importante y poderoso cabildeo pro-Israel en Estados Unidos y el hecho de que la opinión pública suele ser favorable a la postura israelí, por lo que para un presidente quitarle el apoyo a Israel es virtualmente imposible.
Además, ambas naciones son aliadas militares, Israel es uno de los mayores receptores de ayuda estadounidense y la mayoría llega en subvenciones para la compra de armamento.
¿Qué tendría que ocurrir para que haya una oportunidad de paz duradera?
Los israelíes tendrían que apoyar un Estado soberano para los palestinos que incluya a Hamas, levantar el bloqueo a Gaza y las restricciones de movimiento en Cisjordania y Jerusalén Oriental.

El Presidente Trump reconoció de manera formal a Jerusalén como la capital de Israel, desafiando las advertencias de países del Oriente Medio y de algunos aliados de Estados Unidos, en lo que se considera una decisión políticamente arriesgada.

Trump ordenó al Departamento de Estado que inicie los planes de construcción de una embajada en Jerusalén para trasladar allí la sede diplomática estadounidense en Israel, que ahora está en Tel Aviv; un proceso que, según la Casa Blanca, durará al menos tres o cuatro años.

El presidente Trump actuó bajo la ley de 1995 que insta a EU a que traslade su embajada a Jerusalén. Desde esa fecha, sus predecesores, los demócratas Bill Clinton y Barack Obama, así como el republicano George W. Bush optaron por postergar esta decisión para evitar incendiar la inflamable región.

El presidente francés, Emmanuel Macron, la canciller alemana Ángela Merkel y la premier británica Theresa May no apoyan la posición de Donald Trump.

¿Que significa la decisión?

“El traslado de la embajada de Estados Unidos de Tel Aviv a Jerusalén no tiene importancia”, escribió en Twitter Ilan Goldenberg, exfuncionario de la administración Obama y director del programa de seguridad para Medio Oriente en el centro para una nueva seguridad estadounidense. “El reconocimiento de Jerusalén como la capital es lo que le importa al mundo árabe “.

Como coincidencia digna de mencionar cabe señalar que el yerno del ocupante de la oficina Oval es judío, y acaba de estar en Medio Oriente quesque arbitrando un acuerdo de paz entre palestinos y judíos. ¡Que bien la hizo!

Atizando el fuego como lo está haciendo con medidas como la que aquí detallamos, de sumarse a la causa israelí en contra de la árabe, Trump está pidiendo a gritos que conviertan a su país, de nuevo, en el blanco del terrorismo internacional.

“Que la sabiduría y la prudencia prevalezcan para evitar sumar nuevos elementos de tensión en un contexto global; rezo a Dios para que su identidad (de Jerusalén) sea preservada”

Papa Francisco.

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