AMLO: El triunfo y la expectativa.

“La mejor fortaleza que un príncipe puede poseer es el afecto de su gente”.
Nicolás Maquiavelo (1469-1527), diplomático, filósofo y escritor italiano, conocido por escribir el tratado de política El príncipe.

Andrés Manuel López Obrador nació en Tepetitán, Macuspana, Tabasco el 13 de noviembre de 1953, siendo conocido comúnmente como AMLO, es un político, politólogo y escritor mexicano. En las elecciones federales en México de 2018, fue pronunciado como el ganador electoral y tomará protesta como Presidente de la República el 1 de diciembre.

AMLO asumió la jefatura de gobierno del Distrito Federal el 5 de diciembre de 2000. Estableció un programa de pensiones para adultos mayores de 70 años, el cual inició su operación en abril de 2004, con 385 mil beneficiarios que recibieron inicialmente 668 pesos mensuales. Igualmente creó programas de asistencia para madres solteras, personas discapacitadas, desempleados, productores rurales, microempresarios, atención médica y medicamentos gratuitos para familias sin seguridad social y útiles escolares para estudiantes.

Las políticas sociales de López Obrador fueron criticadas por sus opositores como «populistas» y dedicadas a impulsar «su imagen política a costa del presupuesto público», aunque estas mismas propuestas fueron usadas años más tarde por los mismos partidos y personas que las criticaron y algunas se implementaron hasta nivel nacional.

El historiador, editor y ensayista Daniel Cosío Villegas (1898-1976) en un célebre ensayo “La Crisis en México” sostuvo que los gobiernos emanados de la revolución mexicana terminaron por abandonar sus grandes metas (la democratización y la libertad política, la justicia social y el progreso económico de los campesinos y obreros, la consolidación material y cultural de la nacionalidad mexicana) debido a una falla de origen: “Todos los hombres de la revolución mexicana, sin exceptuar a ninguno, han resultado inferiores a las exigencias de ella”. Su pecado mayor había sido de orden moral: “Ha sido la deshonestidad de los gobernantes revolucionarios, más que ninguna otra causa, la que ha tronchado la vida misma de la revolución mexicana”.

El propósito de AMLO es volver a esa premisa y, a partir de ella, promover el necesario rescate del campo, extendiéndolo ahora a la protección de los ancianos y los jóvenes desfavorecidos y al fomento de las zonas del sur de México, las más atrasadas y pobres.

El triunfo arrasador de Andrés Manuel López Obrador y su partido, Morena, superó las expectativas de propios y extraños. Pareciera como si durante años se hubiera incubado una fuerza social que se fue acrecentando en la medida en que los gobernantes, federales y de los estados, hacían uso patrimonial, es decir, ilegal, de los recursos públicos. Y la ilegalidad se reprodujo como una ola expansiva e incontenible que dañó la vida cotidiana y la vida misma. Estos agravios tocaron sus límites.

La inseguridad, la corrupción, las promesas incumplidas, la arrogancia gubernamental y el desfase entre el discurso de los gobernantes y la realidad cotidiana identifican la gestión de los partidos políticos y son causa del mayor descontento de amplias capas de la población. Los ciudadanos exigen oportunidades, seguridad y trabajo en un ambiente de paz. En lo que corresponde al presupuesto de los millones que reciben los partidos políticos, AMLO no se ha referido a su reducción.

Una de las ocurrencias más inevitables en el análisis político o al menos mediático, es el periodo de encantamiento entre el triunfo de una opción y el posterior e inevitable desencanto, cuando las cosas no resultan como se prometieron en el lapso rosa de la luna de miel entre el poder recién conquistado y la sociedad, siempre frustrada a la larga.

El periodo de encantamiento dura mientras la flauta suena. La pregunta hoy es si ese periodo de dicha, al parecer interminable entre los mexicanos y Morena, va a durar todo el sexenio o se va a interrumpir cuando el fracaso de alguna de las promesas básicas toque a la puerta; porque -en el mejor de los casos- algunas de las transformaciones ofrecidas no se podrán lograr en un periodo presidencial y otras, nunca. Habrá que ver la misma forma en que ha reaccionado el Presidente electo ante el resultado de la investigación del fideicomiso de Morena que les mereció casi 200 millones de pesos de multa.

Hoy no es necesario hablar de reelección presidencial. Basta con prolongar la acción concentradora del poder a través del fortalecimiento de un partido, para prolongar no a una persona sino a una forma de pensar y actuar en beneficio de una nueva élite política, así sea la “élite de abajo”, como se nos ha querido hacer creer.

Pero la etapa de enamoramiento electoral suele ser breve. El electorado es veleidoso y a las grandes esperanzas vienen las grandes desilusiones. No es necesario poner muchos ejemplos. Vicente Fox fue un caso muy notable y ejemplificativo. Enrique Peña y su buen PRI, fue otro.

La única diferencia en los casos anteriores y el actual consiste en un matiz de paternalismo. La opción de preferir a los pobres, por encima de todos los demás, para bien colectivo a fin de cuentas, hace de esa clientela una masa insatisfecha por definición.

Una propuesta que llama la atención es la desaparición de las delegaciones que las secretarías de Estado tienen en cada entidad y concentrar las funciones de estas en un coordinador general nombrado por el presidente de la República; o sea, una especie de virreyes. Este es un cambio fundamental en la forma de administrar el gobierno federal.

Se ha mencionado que los coordinadores estatales tendrán como tareas la aprobación del gasto, las licitaciones y la vigilancia de programas sociales, por citar los más importantes. El coordinador general naturalmente tendría que conducir la relación entre la Federación y cada gobierno local. Es importante hacernos estas preguntas: ¿Que papel jugarán estos funcionarios frente a los gobernadores? ¿Bajo que condiciones técnicas se les nombrará, dado que asumirán tareas tan disímbolas como hacer carreteras y procurar el campo? De concretarse esta propuesta, se iniciará una nueva era de federalismo e implicará una nueva forma de hacer política en los estados, y como sociedad debemos estar atentos al cambio.

“El fin justifica los medios”
Nicolás Maquiavelo.

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